Oh Will

Mas corría, no paraba de pensar en aquel momento, en aquel instante. Me encontraba a menos de un kilómetro de mi hogar luchando por guardar la nota que llevaba en mi mano. Recuerdo empezar a sentir una llovizna que caía sobre mi rostro y que malo fuese si la nota se mojara cosa que me producía ansiedad de intentar ver su contenido y el nerviosismo de que contenga algo que no me agrade.

Venía del cole, era el último día de clases y ella me había escrito una nota. Me ha hecho prometerle que no la abriría antes de llegar a casa y que la llevaría en la mano así llueve, truene o relampaguee, esto último me hizo comprobar que se empezaba a formar una nubosidad, (la que ahora se me venía encima). No tenia ideas como para adivinar que podía contener aquella nota pues me había empeñado en solo pensar que no se mojara.

Sabía que no debía dejar de apretar el puño pues entonces la humedad entraría, pero me decidí a echarle un vistazo para observar en que estado se encontraba. Me acomodé el cabello ya empapado -pues la intensidad del aguacero aumentaba a cada paso que daba- y abrí mi palma por un instante que por la sensación bastó para humedecer el papel. Claro que como cualquier chico ansioso en algún momento había pensado en abrir el papel sin importar lo prometido pero el amor que le tenía a ella me lo negaba.

No quedaban mas de cuatro cuadras para llegar a mi hogar, estaba agotado por la corrida que había echado, tenía el corazón a mil y me faltaba el aire por la velocidad de mi respiración. Comprendía que no era el momento de parar pues tenía la meta en frente. Recuerdo, muy vagamente, que me empecé a sentir desorientado y se podría decir que hasta mareado, pero cuando se siente aquel nivel de adrenalina como el que poseía en ese momento no se les presta mucha atención a las demás cosas. Así en mi maratón comprendía que el amor es capaz de mover todo menos la palma de mi mano.

Aquella precipitación que caía horizontalmente me mojó a tal punto que me tomé un segundo para secarme la cara -segundo que hoy provoca un inmenso arrepentimiento y sobretodo, que me costó tanto esfuerzo-. En aquel finísimo instante de ceguera sentí un mareo mas intenso, pero sobretodo sentí como mi pie picó en el suelo y se torció completamente provocando una caída que hasta hoy no puedo detallar, no hubo sangre, no hubo gritos, no hubo nada salvo el recuerdo de una voz que me dijo:
-¡Oooh, Will, tu carrera ha terminado…

Mi carrera había terminado y como consecuencia todo aquello que anhelaba en ese momento. Así al despertar me encontraba en mi cuarto y la mirada de mi mamá clavada en mí, que después de contestar algunas preguntas, resolvió la ecuación del momento con algunas palabras:
-Mmmm… si recuerdo que sostenías algo en la mano pero si en algún momento fue papel, allí no lo era.

-¡Oooh, Will, tu carrera ha terminado…ooh, Will…

diciembre 1, 2018 por Diego Noguera

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